Los viejos rockeros nunca mueren... Bob Dylan celebra sus 50 años en la música con un completo disco de blues. Su voz ha envejecido, él solo tiene 72 años, se ha convertido en la conciencia de muchos de sus compatriotas y de otros lugares del mundo; esa voz que ahora suena rasgada (como Tom Waits, salvando las distancias de los dos grandes) sigue siendo la de un poeta que ha llegado a ser finalista de los premios Nobel (¡cuando se darán cuenta de que la música también es poesía!).
Un disco que nos presenta a un nuevo Dylan, quizás esperábamos un viejo cascarrabias y egoísta nos presenta a un Dylan sencillo, sabio (lo dan los años) y sobre todo muy sereno. Un disco que apetece escuchar una y otra vez, que nos sumerge en la américa tradicional, en el blues y el rhythm & blues o en las baladas más asesinas e incluso con algún que otro homenaje a John Lennon.
Un disco que en una primera escucha se hace pesado, raro, difícil pero con cada escucha posterior vas profundizando y rescatando al grande, al gran poeta y músico que sigue existiendo en Bob... y así que sea por muchos años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario