Imaginaros que dos grandes músicos brasileños, el poeta y rockero Arnaldo Antunes y el guitarrista Edgard Scandurra, que viajan a Mali a encontrarse con el maestro de la kora Toumani Diabaté y grabar un disco juntos. Pues eso ha pasado este año, y de esa unión ha surgido uno de esos grandes discos colaborativos que la llamada world music nos tiene acostumbrados.
Un disco de ¿rock, pop, folk? inclasificable, pero que le denominamos world-music ya que hace del mundo algo mejor, donde la unión es posible, donde ser hermanos es normal. El virtuosismo de Toumani es de sobra conocido, pero que una vez más hace que la kora se adapte a un sonido diferente al sonido que podríamos denominar africano y que ya con Ketama nos regaló.
En los momentos más "rock" es el hijo de Toumani quién hace las delicias de mis oídos, ¡que virtuosismo!
Yo estoy disfrutando mucho con este disco, con esta colaboración. En este disco nadie pierde, todos ganan, todos ganamos. Un disco que deja un gran sabor de boca, que se disfruta.
Estos tres tipos se han unido para publicar un gran disco y parece ser que en los directos lo consiguen por igual. Está claro, cuando alguien grande se junta con otro grande (en este caso no son solo tres, es la familia Diabaté junto con los dos brasileños) siempre sale algo doblemente grande. Una gran reunión que debieran aprender muchos y muchas para que salgan buenas cosas.
